Es la población nativa de las islas de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, descendientes de la unión entre personas que llegaron en contra de su voluntad a las américas como mercancía desde el continente africano, europeos (principalmente ingleses, españoles y holandeses) e indígenas miskitos.
Los raizales se distinguen por su cultura, lengua (creole), creencias religiosas (protestantes) y pasado histórico similar a los pueblos antillanos, por tal razón, el pueblo raizal, que además se diferencia culturalmente de los continentales (personas que vienen del territorio continental y viven en la isla), tiene pocas cosas en común con la cultura colombiana.
Su historia y conformación como pueblo se ha desarrollado a las márgenes del país, donde tiene más cercanía y contactos con otras naciones como Jamaica o Nicaragua.
Los raizales son entonces una población afro-caribeña, producto de siglos de encuentros (y desencuentros) de africanos, indios, chinos, europeos. Comparten, desde que se conformaron como población más o menos estable, el uso del inglés caribeño y en particular del creole y la religión cristiana protestante de los bautistas norteamericanos, que son los que más han influido en le conformación de lo raizal tal como hoy lo conocemos.
A la iglesia bautista se ha añadido la adventista y la católica a partir de 1900. Paradójicamente la católica la que más ha contribuido a la articulación actual de la etnicidad raizal. Las misiones católicas, sobre todo la de los Capuchinos implantada en 1922, han sido favorecidas por el gobierno colombiano en el marco de una política dicha de “colombianización” de las islas.
Todo ello bajo el lema de “una fe, una lengua, una Nación”. Esto explica el papel de las misiones, que ha sido fundamental tanto en la implantación de la fe como de la lengua (a través de las escuelas).
Esta política respondía a las continuas controversias para el poseso del Archipiélago que, desde su descubrimiento hasta hoy en día, no han dejado de surgir.
El presidente Rojas Pinilla, en un intento de acabar con esta cuestión, declaró en 1953 a San Andrés “Puerto Libre” de impuestos, y favoreció la migración masiva de colombianos continentales hacia las islas. Una política que ha funcionado, pues entre los años 1950 y 1980 San Andrés se ha vuelto una de las islas más pobladas del mundo y del Caribe.
De estos, se estima que los raizales, o sea, los afro-caribeños anglófonos que correspondían a la casi totalidad de la población hasta 1953, sean alrededor del 30%.
Aunque sean minoría en su propio territorio y se hayan roto muchos de los lazos tradicionales que garantizaban la continuidad de sus procesos culturales, los conflictos derivados de la colombianización han jugado un papel en la creación de una conciencia étnica raizal, reivindicada hoy en día como diferencial respecto a la colombiana (o, por lo menos, como articulación de la colombianidad en una nación plurinacional).
El mismo término raizal viene de aquí: con la llegada de los continentales, los raizales se definían isleños y a los migrantes los llamaban “pañas” (derivado del inglés Spanyards). Pero con los hijos e hijas de la migración continental las cosas han cambiado, pues siendo nacidos en San Andrés son, sin duda, isleños también.
El Creole
Es una lengua criolla caribeña, surgida del encuentro lingüístico entre el inglés británico y las lenguas africanas como el HIBU que se dio principalmente en las etapas de descubrimiento, conquista, colonización y esclavitud, vividas en las islas del Caribe Americano entre los siglos XVI y XX. A esta lengua nativa se le conoce hoy también como “Creole Sanandresano”, “Criollo Isleño” o simplemente como “Criollo”, y tiene rasgos en común con otras lenguas cuya base léxica proviene del inglés, como los criollos isleños de Bocas del Toro, Portobelo, Jamaica y Costa de Mosquitos; pues el pasado de esclavitud del archipiélago colombiano es común a todas las islas caribeñas vecinas.